Gloria Solas. Exposición «La voz del árbol» en el Museo Tiflológico de Madrid.

LA VOZ DEL ÁRBOL

         

    Nazco de la raíz de la tierra, con los hombres entre ritmos y armonías, de los más sutiles rincones del alma.

   Voces calladas en flor, centenarias del silencio, mirando pasar los tiempos. Conservo la ingenuidad del niño que se cobija bajo mi sombra, sin saber cual importante es su alimento. Soy fuente de vida y cuando llora el cielo, el grito doloroso hace reverdecer el mundo. Cuanto llanto amargo, cuantas voces de libertad, cuanto tiempo con los amados y cuanto tiempo sin amar.

  Olmos, Nogales, Olivos, Sabinas o Cipreses; diálogo demiurgo en el encuentro con Paz Santos; sus manos amorosas rescatan el corazón olvidado, y si arte es manipular la naturaleza, para transformarla en belleza, estamos ante el hecho, donde la ética y la estética se funden con pasión. Ella nos anida en el tacto de la paz. Pues la arboleda no muere se transforma para que tú y yo la respetemos sin hacer astillas por su debilidad.

   Cuánto aguantó de la mano amarga del hombre, hasta encontrar la resurrección entre gubia y cincel, escofinas o lijas.

   Paz Santos desnuda la esencia de la naturaleza, pues como decía Miguel Ángel la obra estaba dentro, yo solo la rescate.

   A lo largo de la muestra se contempla la arbolada, con el juego de formas dando vida a peces, insectos que dejan su señal de identidad, la magia nos revelan sus secretos entre anillos, huecos, sendas que se funden. Paz Santos navega en su propio bosque de emociones seducida por su aroma, su alma arborece.

   Creamos lo que creemos y creemos en lo que creamos.

 Gloria Solas, 2007

 

Paz Santos escultora
Paz Santos, escultora

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