Scardanelli. Exposición «La edad de la Conciencia» en la galería Ra del Rey de Madrid.
La última exposición de la escultora PAZ SANTOS La edad de la conciencia, sorprende por su actualidad y coherencia con los tiempos que vivimos, a la vez que demuestra el conocimiento de su oficio, algo no sólo difícil de ver actualmente sino incluso denostado.
La pieza que da título a la exposición, un largo banco en hierro, nos recuerda la famosa foto “Almuerzo en lo alto de un rascacielos” de Charles C. Ebbets, llena de personajes sentados, en barro refractario, que en diferentes posturas manifiestan actitud de sorpresa, desencanto o lamento; algunas en actitud de leer como si no pudieran o así parece indicarlo el libro que hay en el asiento olvidado o abandonado, tal vez reclamo de consuelo, refugio o salvación para el tiempo de opresión que vivimos, algo que en Europa creíamos ya superado.
En Arriba el telón, obra de gran formato, a modo de puerta, toda enmarcada en hierro, con plancha de hierro patinado y espejo cóncavo que demuestra la deformación de la realidad, como se contempla en las dos personajes del marco inferior que manifiestan en su cara el reflejo esperpéntico de la realidad. Tal vez invitación a salirse de ese mundo marcado que nos dictan, incluso a enfrentarnos a esa realidad que las normas están haciendo monstruosa.
La otra cena, en hierro y escayola, como contrapunto al clásico cuadro de Leonardo, es la mesa de los poderosos que se reparten el mundo mientras el ser humano se va por el desagüe sin que se inmuten. Escultura que merecería otro ángulo de visión para apreciar todos sus matices.
Hay dos series de piezas de pequeño formato que son composiciones con sillas, entendiendo esta como metáfora de trono o ejercicio de poder; unas en hierro Punto de espera, pudiendo ser una lectura la manifestación del poder real en su desnudez, es decir cuando se ejerce sin abuso; otras son tallas de madera formando interesantes juegos de sombras en sus diferentes composiciones, acompañadas de pequeñas figuras en cerámica, barro o bronce, sentadas en los bordes en actitud de sorpresa e impotencia. Estas figuras son una característica de la artista donde logra la expresividad y dramatismo que pretende con un sutil modelado.
La escultura Gran arcano, nombre tomado de la rueda de la fortuna del tarot, de signo positivo o negativo, compuesta por una pequeña rueda de molino en piedra arenisca, atravesada por una manivela de hierro que mueve un licántropo, también posible manifestación de la degradación que nuestra sociedad hace del trabajo, que en vez de dignificar embrutece.
Y como complemento al conjunto hay unas varillas en acero y cristal de murano, un juego entre vacío y volumen, con esa nota del color traslucido del cristal que sólo ocupa la mitad del cuadro. Nota de luz en esos azulina, granate y ultramar, con la ventana abierta del marco como camino a la esperanza.
Una magnífica exposición y posibilidad de observa como el arte con mayúscula ejerce la crítica social, sin menosprecio de su oficio y buen hacer en todo tipo de materiales y técnicas.
Scardanelli